Hablemos a nuestro cuerpo.


Estamos tan distraídos, que el estar enfermos nos parece normal, incluso nos sentimos cómodos explicando qué tenemos o "sufrimos" y vamos repitiendo como una especie de mantra todo lo que nos aqueja, sin perder pisada a cada uno de los síntomas. Si vamos al principio de "somos lo que pensamos" o "somos lo que decimos", concluyo que hay que hacer un cambio profundo, inmediato, en la información que estamos enviando a nuestro cuerpo.

Podría llenar líneas y líneas en mi naciente Blog, explicando muchas de las técnicas y métodos que hoy día se encuentran en el mercado esperando ser consumidos en masa ¡qué bueno que existen! Lo que considero importante es que en vez de hacernos una especie de consumidores de "La Nueva Era", acompañar al diagnóstico médico con una gran principio: estar presente.

Estar presente implica que asumamos la responsabilidad de lo que estamos viviendo, lejos de pretender sentimientos de culpa, es permitirnos ser parte de la dinámica de sanación, aparte de seguir las recomendaciones médicas, serenar nuestra mente y elegir las herramientas que se identifiquen con nosotros, recordando la alimentación, actividad física (Tai Chi, Yoga, Meditación, otros) también procurar un verbo amable para nuestras células, órganos y cuerpo en general.

A mis receptores (soy un canal de energía) permanentemente les recomiendo referirse a sí mismos amorosamente. Les doy un simple ejemplo: -¿Cómo reacciona un hijo al que se le maltrata física y verbalmente? Rebelde, hostil, o sumiso ¿verdad? en ninguno de los casos las respuestas son lo que deseamos.

Ser especialmente amorosos con nosotros mismos, a través de pensamientos y un diálogo personal, íntimo, donde le recordemos a nuestro ser lo mucho que nos valoramos, abre la posibilidad de comenzar a sanar, revertir procesos, sentirnos con fuerza y voluntad para recuperar energía vital (Chi, Ki, Prana). Con nuestro lenguaje positivo, estamos generando en el AHORA lo que deseamos mañana.

Hay que abrir los canales que nos conecten con la naturaleza, la amabilidad, el perdón, paz interior,  pensamientos armónicos, conversaciones amenas. Hablemos a nuestro cuerpo como deseamos que nos traten otros, con la observación que teniendo un trato amoroso con nosotros mismos, generamos relaciones del mismo tipo en nuestras vidas.

Todo requiere disciplina, práctica, atención, presencia. Vamos a comprobarlo.

Un abrazo de corazón a corazón,

Morhec
Somos un espejo de lo que pensamos y decimos.

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